La historia de Rut es una muestra del amor de Dios, de cómo nos llama y nos da protección y cuidado. El capítulo 2 del libro de Rut nos muestra la manera en la que Dios cuida y recompensa a quienes le buscan primeramente a Él. (Mateo 6:33) La conversión de Rut es evidencia de la gracia soberana de Dios.
Todo parecía en contra de Rut, muere su suegro, su esposo y su cuñado, se va de la tierra que le vio nacer acompañada de su suegra quien le pinta un panorama desolador, se va sin nada a un lugar que no conocía y de donde su esposo había salido por ser castigado con hambruna.
Rut pudo desanimarse y hasta amargarse por todo cuanto acontecía en su vida y en la de sus seres amados, sin embargo ella siguió adelante, confiando en un Dios que no conocía pero si había escuchado decir que Él había visitado el pueblo nuevamente para darles pan. Un Dios misericordioso que se acuerda de su gente y les visita para alimentarles y bendecirles, un Dios de amor.
Siendo una mujer extranjera, no tenía oportunidad de casarse con alguien de la casa de Israel porque la ley lo prohibía (Deuteronomio 23:3) ¿Qué esperanza tendría al llegar a ese lugar? Es una historia de amor, que bien podría ser contada para reconocer que cuando buscamos a Dios primeramente y le entregamos nuestro corazón a Él, Él se encarga de darnos el mejor hombre para nosotras, nos trae el varón con quien seremos complemento y seremos bendecidos por parte de Dios, así como nuestra descendencia.
Rut no conocía a nadie, no sabía si había un pariente que la pudiera rescatar, ella sólo en su condición de pobreza y siendo extranjera va a trabajar para ganarse el alimento para ella y su suegra. Levítico 19:9-10 dice: “Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada. Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.”
Rut fue a recoger espigas al campo que le pertenecía a Booz, el pariente de Elimelec. La increíble soberanía de Dios, su plan perfecto para que la genealogía de Jesús fuera la correcta y el naciera en Belén de Judá. (Rut 2:1-3)
Booz, hombre fuerte, hombre conocedor de la ley, temeroso de Dios. Llega a los campos en el tiempo de la siega, bendice a sus segadores, y su atención se dirige a la chica moabita “Rut”. La bella Rut había captado toda su atención, lo lleva a darle un trato de confianza, un trato que sólo tenían las criadas, las de su pueblo. (Rut 2:5-9)
¿Acaso Dios no hace lo mismo con nosotras? Nos da trato de hijos cuando apenas le conocemos, en su grande misericordia nos da un trato de familia. Te has preguntado ¿Por qué Dios ha sido tan bueno conmigo, si hacía todo lo contrario a lo que Él mandaba? Es la gracia de Dios.
Rut sabía que siendo moabita lo que recibiría sería desprecio, pero en el fuerte Booz encontró bondad y compasión, lo que no habría recibido de parte de alguien más, lo encontró en él. Tal como Dios lo hace con nosotras, cuando estábamos siendo rechazadas, él nos acepta; Él dio a su hijo en rescate por nosotras.
LA EVIDENCIA DE LA GRACIA REDENTORA DE DIOS LO VEMOS CON BOOZ Y RUT.
Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera? Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes.
Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel,
bajo cuyas alas has venido a refugiarte.
Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado,
y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.
Rut 2:10-13
Rut dejó todo para seguir a Dios. Todo. Booz lo reconoce y halla gracia a sus ojos. ¿Qué hemos dejado nosotras por amor a Dios? La vida cristiana está llena de personas que “fuimos” más ahora con Cristo, nueva criatura somos. Porque si fuera por nuestros actos, ante la ley estaríamos excluidas, Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, y no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia.(Tito 3:4-5)
Mujeres, ahora somos “ex” ex rebeldes, ex adúlteras, ex asesinas, ex mentirosas, ex defraudadoras, ex prostitutas, ex alcohólicas, ex drogadictas, ex ladronas, ex amantes. Sólo por su Gracia, porqueDios nos ama.
Él borra todo nuestro pasado, mira el corazón y las motivaciones para seguirle. Lo hizo con Tamar (engendra de su suegro Gén. 38: 3) Rahaab (Prostituta Jos. 2:5), Rut (Una moabita, de familia idólatra), Betsabé (adúltera 2 Sam 11). Todas ellas, mujeres pecadoras que alcanzaron la gracia de Dios y hoy son parte de la genealogía de nuestro Señor Jesucristo.
Cuando le seguimos, deja de importar lo que hicimos en el pasado. Él es quien nos levanta, nos da identidad, nos da el privilegio de ser hijas suyas, con vestiduras nuevas, con un nuevo comienzo en victoria. (Filipenses 3:12-14) Una nueva oportunidad para enmendar errores y dirigir a las siguientes generaciones a vivir la vida en victoria con Cristo Jesús.
TODO POR SU GRACIA.
Para meditar:
Rut le siguió sin esperar nada y busco refugio en Él, y recibió todo lo que Dios tenía para ella. Así es Dios con nosotras, nos cuida, nos da un lugar en su mesa, nos protege, nos provee, nos da palabras de aliento, nos da calor, nos da amor, nos ha redimido de la maldición, solo por amor. Es tiempo de mirar cuáles son las intenciones de nuestro corazón al seguir a Dios, la vida cristiana no es moda, no es religión, es comunión con su creador.
No olvides nunca, cuánto Dios te ama.
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno.
Y guíame en el camino eterno.
Salmos 139: 23-24
En Su Gracia
Karla
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