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Ester - ¿Qué pasó ayer?

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Una de las cosas que mi padre me repetía constantemente era: “piensa bien antes de hablar y antes de hacer las cosas”  él me conocía muy bien, sabía que desde pequeña fui muy impulsiva y que actuaba más por emoción que por convicción.


Muchas de esas decisiones me trajeron problemas, lágrimas y culpabilidad. Me reprendía a mi misma diciendo “¿por qué, por qué no guarde silencio?” y tenía que vivir con las consecuencias de mis malas decisiones.  Algunas al final por gracia de Dios no terminaban en desastre, otras sin duda no las quisiera ni recordar pero, de todas ellas hubo una enseñanza: “Ser prudente y sabia al hablar”. Es mi oración diaria, cada día seguir el ejemplo de Cristo y buscar parecerme un poquito más a Él.


Al rey Asuero le pasa algo similar, lo que en México se le conoce como: la cruda moral.


Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y de lo que ella había hecho, y de la sentencia contra ella. Y dijeron los criados del rey, sus cortesanos: Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer;  y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y que les den sus atavíos;  y la doncella que agrade a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey, y lo hizo así.

Ester 2:1-4


Sinceramente me imagino al rey preguntándose: ¡oh, no! ¿Qué he hecho?  Estarás de acuerdo que actuaron impulsivamente al quitar a Vasti la corona; estaban ebrios, enojados, indignados y la decisión que tomaron fue pensando en ellos solamente, nadie se tomó el tiempo de preguntarle a la reina por qué no había querido ir.


Después de que el enojo en sus príncipes hizo estragos en el rey (proverbios 29:11) se acordó de su reina y de lo que había hecho, de la sentencia contra ella. ¿Se habrá arrepentido secretamente? Su orgullo pudo más, tanto que sus cortesanos piden buscar jóvenes vírgenes para presentarlas a él.



Airaos pero no pequéis
No se ponga el sol sobre vuestro enojo

Efesios 4:26



La ira del rey pasó y se dio cuenta de lo que había decidido contra su esposa. La Palabra de Dios nos instruye a no prolongar nuestro enojo, no se nos prohíbe enojarnos pero si nos pide que no perpetuemos una emoción negativa. Necesitamos aprender a darle más importancia a nuestras relaciones que al orgullo.


Tomar decisiones cuando estamos enojadas no es recomendable, pedir consejo cuando nuestras emociones están en ebullición, tampoco porque probablemente nos dejaremos guiar por ellas y no seremos objetivas. Lo recomendable es tranquilizarnos, orar y pedir consejo divino; buscar personas temerosas de Dios quienes puedan apoyarnos en oración y consejería.


Viendo la vida de Asuero, tenía orgullo en su corazón, a tal grado de no perdonar una falta y postergarla. Cuando recuerda lo acontecido no perdonó a Vasti sino que la deshecha y busca una nueva esposa “una que fuese mejor que ella”


¿Cuántas veces hemos cambiado de amistades por falta de perdón? ¿hemos perdido familia por la misma causa? ¿Qué hay de nuestro esposo?


El rey buscaba “lo puro” en una mujer. ¿Qué tan pura nos conservamos para nuestro rey? Es nuestra responsabilidad buscar la santidad para agradarle a Dios e instruir a los más jóvenes acerca de la castidad. La mujer de Tito 2 nos habla de eso, de instruir a la generación que viene detrás de nosotras, guiarles a un encuentro con Dios. ¿Estamos haciéndolo?


La mujer que agradara al rey, reinaría en lugar de Vasti. Le darían el título de reina, un lugar de honor, dejaría de ser invisible para sobresalir de entre todas las mujeres del reino. Era un lugar que cualquiera que se haya guardado en pureza podía aspirar, pero sólo la elegida por el rey lo tendría.


La doncella que agradara al rey, reinaría en lugar de Vasti. Cualquiera podría ser reina, sin importar su linaje.


Ese mismo trato nos ha dado nuestro Dios, nos ha dado un lugar de honor, nos ha hecho parte de un linaje bendito, no por quienes éramos, sino por quien es Él. Por su amor interminable, por sus misericordias inagotables. Nos ha justificado, nos ha elegido no por cómo éramos, nos escogió para convertirnos en aquello que le agradaba. Desde antes de hacer el bien o hacer el mal, Él ya nos había elegido, nos había separado para Él


Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.  Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.  Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Romanos 8:28-30




Para meditar:

¿Cuánto tiempo prolongo mi enojo contra alguien?
¿le doy más importancia al orgullo que a las relaciones?
 ¿Qué tan pura me conservo para Dios?
¿Estoy guiando a alguien al encuentro con Dios?
¿Qué tanto le agradaría mi vida a nuestro rey si me llama hoy a su presencia?



En Su Gracia


Karla




Devocionales anteriores:


Ester – Consejeros egoístas






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