Hoy terminamos de estudiar a la mujer virtuosa, durante todo el mes de noviembre te compartí los devocionales que iba escribiendo mientras estudiaba el Proverbio 31. Hoy llegamos al final de este estudio, ha sido una bendición leerlo y sumergirnos en él versículo a versículo, me faltó por publicar un par de ellos porque estuve sin internet unos días en casa, pero, espero que no hayas dejado de hacer tu estudio debido a que no tuve oportunidad de publicarlos el día que tocaban. En otra ocasión te los compartiré.
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
Dadle del fruto de sus manos,
Y alábenla en las puertas sus hechos.
Y alábenla en las puertas sus hechos.
Proverbios 31:30-31
Durante todo el mes vimos cómo esta mujer tiene sus prioridades bien establecidas, cómo está entregada a su familia, a su matrimonio a sus hijos, a que esté bien hecho todo cuanto hace, y termina con un par de versículos que son mis favoritos, a decir verdad, sobre todo en esta cultura que hace un culto a la belleza y que es totalmente contraria a la belleza que Dios nos muestra en su Palabra.
La Palabra de Dios nos enseña que la belleza física es efímera, vana, la belleza real, la que es agradable a Dios es la belleza que viene de temerle a Él, es decir, de un corazón piadoso, una mujer que se ha entregado por completo a Él, una mujer que su vida es regida por las enseñanzas que ha aprendido en la Palabra de Dios, esa Palabra gobierna su vida y ha depositado su fe y confianza en Cristo. Es una mujer redimida y que su mente ha sido transformada por la Palabra de Dios, una mujer que ha aceptado con gozo y gratitud el diseño que Dios le ha dado, su lugar como mujer, como esposa, como hija de Dios.
Si vivimos a la luz de la Palabra, si nuestra vida es regida por la Palabra de Dios, entonces todo lo que hagamos será agradable a los ojos de Dios. La belleza que viene de parte de Dios en una mujer es la que se da a sí misma por otros simplemente para agradar a su creador, para decirle “Señor, me has bendecido con tanto, yo quiero ser de bendición a otros”. La belleza externa es efímera, la gracia es engañosa y la belleza vana; pero lo que viene de dentro de nosotras, la belleza que nace de nuestra relación con Dios por medio de Jesucristo es eterna.
El final de este capítulo resume todo…
Dadle del fruto de sus manos,
Y alábenla en las puertas sus hechos.
Al final esta mujer virtuosa será recompensada por Dios, sus frutos hablarán por ella delante de su familia, de la sociedad y de ella misma. Sus propias obras harán que la alaben y es derivado de la sabiduría en como ha llevado su hogar por el amor y temor que tiene a Dios. Cada mujer que trabaja con la mirada en lo eterno, con sus ojos puestos arriba, en el Dios en quien confiamos hará lo que esté en sus manos para cumplir ese propósito, para agradar a Su Creador y Dios.
Solo recuerda, no es en nuestras fuerzas, por mucho que hagamos y trabajemos si no dependemos de Dios, si no lo hacemos para agradarle a Él, si no tenemos una relación cercana con nuestro Padre Eterno, todo será cansado y terminaremos frustradas. No se trata de querer abarcar todos los puntos que la mujer virtuosa nos enseña, no se trata de cumplir con cada una de las especificaciones que ella tiene, sino de lo primordial Temer a Dios, entregar nuestra vida y Fe a Él a través de nuestro Señor Jesucristo, regirla con la Palabra y vivir de acuerdo con el diseño que nos ha dado para Su Gloria.
La belleza que nace de nuestra relación con Dios
por medio de Jesucristo, es eterna.
Vivamos un día a la vez… En Su Gracia.
K A R L A
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