Una de las oraciones que frecuentemente hago, es por mi carácter, por el de mi esposo e hijos.
El carácter de cada persona debe ser moldeado al carácter de Cristo, a Pablo le quedaba claro cuando habló a los Efesios acerca de esto, tanto que habló de ese carácter que debemos tener y llevarlo a cabo en persona para también desarrollarlo en la iglesia.
Pablo nos hace un llamado hermoso a ti y a mí, “les ruego que vivan como es digno del llamamiento que han recibido” hemos sido llamadas, elegidas para vivir una vida digna del evangelio.
Todos los días debemos examinarnos a nosotras mismas y ver qué cosas necesitamos cambiar, moderar, quitar de nuestra vida. Tenemos una gran nube de testigos, comenzando en casa, con nuestro esposo, nuestros hijos, vecinos y quienes están alrededor nuestro. Andemos en la luz, viviendo a la luz de la Palabra, que nuestro llamamiento, nuestra vida sea respaldada porque vivimos a la luz de las escrituras.
Ese llamado incluye que vivamos siendo humildes, mansos, tolerantes, pacientes unos con otros, en amor. Procurando mantener la unidad de Espíritu en el vínculo de la paz.
Humildes. Reconociendo que todo lo hemos recibido por gracia. ¡Todo! La humildad que necesitamos en nuestra vida, no es algo que podamos creer en nosotras, no nos hacemos humildes, es parte del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) necesitamos pedirle a Dios que nos ayude en ello, que quite todo orgullo y soberbia de nuestro corazón y produzca ese fruto de humildad que necesitamos tener en cada área de nuestra vida.
Ser humildes delante de Él, con nuestro esposo, con nuestros hijos y con quienes tenemos contacto. Reconocer que si nuestro Señor Jesús es humilde siendo el creador del universo, necesitamos ser humildes también.
Mansos. Control de sí mismo, contrario a la ira. ¿Realmente somos mansas como nos insta Pablo? Esta cualidad que nos brinda el Espíritu Santo nos beneficia a todas, el tener un carácter manso nos ayuda a estar en paz con todos. ¿Cómo logramos tenerla? Estando en la presencia de Dios cada día, es un fruto que otorga el Espíritu; en nuestras fuerzas será muy difícil que podamos lograrlo, pidamos que ese fruto nos sea dado para saber controlarnos en momentos de tensión.
Tolerantes y pacientes unos con otros en amor. Tolerancia y paciencia es lo que todas pedimos, sobre todo en casa con nuestro esposo; pedimos tolerancia y paciencia en nuestras convicciones pero, ¿Nosotras lo somos con quienes no concuerdan con las nuestras? Es algo que debemos ejercitar todos los días, recordar que todos somos diferentes, que todas tenemos formas distintas de pensamiento, de conducir nuestra vida y de dirigirse a ella. ¿Qué mejor forma de ser tolerantes y pacientes sino recordándolo?
Seamos pacientes, todos estamos en construcción. Todas necesitamos la paciencia y tolerancia para vivir en unidas y con amor. Procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Esta unidad que habla Pablo, no podemos forzarla, ahora con tantas denominaciones y creencias es complicado crear la unidad así que, descansemos en que esa unidad la crea el Espíritu Santo, a nosotras nos toca mantenerla. Recordemos que todos los que creemos verdaderamente en Jesús, somos parte de su cuerpo, vivamos en unidad como Jesús nos enseña en Juan 17:21
No más desunión entre hermanos en la fe, no más división pues somos parte del mismo cuerpo. El apóstol Pablo nos instruye en 7 elementos que son clave para la unión entre hermanos.
Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Efesios 4:4-6
1. Un solo cuerpo.- Recordar que todos los que hemos creído verdaderamente que Jesús es nuestro salvador, conformamos la iglesia de Cristo.
2. Un solo Espíritu.- el Santo Espíritu que nos une.
3. Una misma esperanza.- el llegar a la presencia de Cristo, la vida eterna.
4. Un solo Señor.- nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha elegido y redimido.
5. Una sola fe.- la que hemos recibido a través de Cristo.
6. Un solo bautismo.- creyendo en que somos redimidos por la muerte y resurrección de Cristo.
7. Un solo Dios y Padre de todos.- Él, quien nos ha adoptado por el sacrificio de Cristo. Él quien es nuestro Padre.
Todo esto nos une, si bien es cierto que hay diferencias entre una congregación y otra, no olvidemos lo que verdaderamente importa, lo que nos une como hermanos. No perdamos el tiempo en aquello que divide sino, aprovechemos que somos llamados a una misma cosa: dar a conocer el evangelio, hacer discípulos y hablar de la esperanza que tenemos en Cristo; el día que nos unamos como cuerpo, haremos mucho ruido.
Y por último, Pablo nos habla de cómo es que Cristo dio dones y talentos a determinadas personas para la edificación del cuerpo de Cristo.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas;
A otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,
Para la edificación del cuerpo de Cristo,
Efesios 4:11-12
Estos hombres ayudan a la iglesia para que lleguemos a la madurez, para vivir en unidad y continuar creciendo. Cada persona dentro del cuerpo de Cristo es importante, todas hemos sido elegidas para una función específica dentro de Él.
Hagamos lo que se nos ha encomendado con toda humildad, paciencia, tolerancia y unidas en amor.
En Su Gracia
Karla
Si te animas, contesta las siguientes preguntas:
¿Guardamos la paz con otras denominaciones?
¿Damos buen testimonio de nuestro llamado?
¿Cómo podemos ayudar a la edificación del cuerpo de Cristo?