Hay una frase que dice: “Las palabras impactan, el ejemplo arrasa”. Y es tan cierto, el ejemplo que tenemos continuamente, llegamos a adoptarlo. En nuestro hogar es de suma importancia dar un buen ejemplo, sobre todo a nuestros hijos, ellos seguirán nuestro ejemplo.
Hijos, obedezcan a sus padres en el nombre del Señor, porque esto es justo.
Efesios 6:1
¿Qué tanta honra le hemos dado a nuestros padres? ¿Fuimos obedientes? ¿Cuánto los hemos procurado? ¿Les honramos o sólo son la niñera de nuestros hijos? ¿Hemos hablado mal de ellos con otros? ¿Les creemos o los ignoramos?
El ejemplo que les hemos dado a nuestros hijos en cuanto a honra a nuestros padres, ellos lo tendrán como referencia para con nosotros. Busquemos ahora ser obedientes y honrarles, no es demasiado tarde; si ellos ya han muerto, honremos su memoria y demos gracias a Dios por el tiempo que los tuvimos con vida.
Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
Para que te vaya bien, y tengas una larga vida sobre la tierra.
Efesios 6:2-3
Derivado de ese ejemplo es que vamos a instruirles a nuestros hijos a honrarnos como sus padres, no es egoísmo, no es para enseñorearnos en ellos, sino que es una bendición.
La promesa dice que si honramos a nuestros padres, nos irá bien y tendremos larga vida.¿Acaso como padres no buscamos eso para nuestros hijos? Enseñemos a ellos la honra.
Ustedes, los padres, no exasperen a sus hijos, sino edúquenlos
En la disciplina y la instrucción del Señor.
Efesios 6:4
Este es un tema muy importante para nosotras. ¿Te pasa alguna vez que has querido salir corriendo de tu hogar? ¿Crees necesarias unas vacaciones solo para ti? No nos vayamos tan lejos, ¿Un día a solas para ti? Y es que pareciera que la vida maternal que ves en las revistas, en las películas o en la vida de tu mejor amiga ¡es perfecta! ¿Cierto?
Y cuando eres mamá y experimentas esos cambios tan drásticos como el horario de dormir, la forma de vida, el encierro los primeros meses, las preocupaciones nocturnas si están enfermos, etc. es nada parecido a lo que presentan los programas de Discovery Home and Health.
Eso no quiere decir que la maternidad sea mala, al contrario, es un regalo del cielo. Aunque una enorme responsabilidad para el padre y para la madre. De pronto te das cuenta que tienes en tus manos la vida de unos pequeñitos que están creciendo y observando lo que tú haces y que ellos creerán que es lo ideal, porque ¿qué padres le enseñarían a sus hijos a hacer lo incorrecto? Espero que ninguno.
Tú y yo necesitamos estar firmes, convencidas de qué es lo mejor para nuestros hijos, cuál es la manera correcta para educarlos, cómo deseamos que crezcan y los ideales que ellos tendrán. Tener hijos es una inversión enorme de tiempo, no podemos educar hijos una hora al día y creer que su vida adulta será color de rosa, no podemos (ni debemos) delegarle la formación de nuestros hijos a los profesores del colegio, a las maestras de la escuelita dominical o a las personas quienes los cuidan mientras no estamos con ellos.
La responsabilidad es nuestra. En nuestras manos está el futuro de nuestros hijos, cómo se enfrentarán al mundo cuando ellos crezcan. Mujer, si no estamos bien cimentadas en las bases morales que Dios ha establecido, cualquier viento de filosofía hueca arrasará con nuestros hijos. Ellos necesitan ver que sus padres son personas congruentes con sus convicciones y lo que viven. No sirve de mucho el que llevemos a nuestros hijos a los mejores colegios, darles una vida de ensueño para cualquier niño y nuestro matrimonio sea una farsa dentro del hogar. Afuera podemos aparentar ser una familia perfecta, pero solo nosotros y Dios sabemos la verdad al cerrar la puerta. ¿Cómo vamos a instruir a nuestros hijos? Recordemos que el ejemplo arrasa.
Necesitamos la sabiduría de Dios, la guianza del dulce Espíritu para saber educarlos, guiarles en cada edad, cada etapa de su vida porque; el tiempo que tenemos con ellos es clave para que su edad adulta sea menos difícil.
Dios nos da la oportunidad de guiarles en su niñez, es nuestra oportunidad de sembrar en ellos los valores que necesitan para vivir bien. Sembrar en ellos la Palabra de Dios, instruirles en el temor de Jehová y que su vida sea guiada por Él.
Tengamos cuidado de al educarlo, no provocarlos a ira. Dios sabe que como autoridad en ellos podemos no sólo irritarlos sino hasta lastimarlos. Pidamos a Dios sabiduría para saber cómo tratarlos y por supuesto, criarlos en disciplina y amonestación de acuerdo a la Palabra de Dios. Invirtamos en ellos tiempo, tiempo de calidad. Seamos ejemplo a seguir para ellos, que nuestra vida sea un reflejo de que vivimos la Palabra de Dios, ellos sabrán cuando crezcan, si nuestra forma de educarlos fue la mejor o no para aplicarla en su vida. No perdamos tiempo.
En Su Gracia
Karla